Tenemos tapabocas, no tapaojos, por ello como dice el refrán popular, “no hay peor ciego que el que no quiere ver”. Debe ser una auténtica sorpresa para los sectores conservadores observar la reacción de una parte de la misma Iglesia Católica en el apoyo que le dieron a Monseñor Monsalve. Hasta el rector de la U. Javeriana en Cali Luis F. Gómez, escribió un trino diciente: “lapidación del Arzobispo de Cali? Antes de rechazar su persona por sus fuertes palabras, recordemos que son difíciles palabras dulces o diplomáticas desde el dolor de las victimas, tomemos conciencia de lo que está ocurriendo en territorios. Ser profeta siempre tiene sus costos”. No leo “censura” frente a sus comentarios. Y para rematar Monseñor Luis Mariano Montemayor, nuncio Apostólico de Colombia (el que si está aquí y no recibe de oídos interpretaciones en el Vaticano) dice en un “si pero no” tan propio de personas o instituciones que no definen sus posturas: “No, no estoy molesto como se lo dije a él, sino que le precisé que usó un lenguaje excesivo, que no corresponde a la realidad. (…) tuve que hacer claridad por la difusión que tuvo su intervención y por el lenguaje que usó”, Y remata con este comentario “es justo decir que el Arzobispo Monsalve es un artesano de la paz. Y no es de ahora”.
La entrevista con Monseñor Montemayor continúa con expresiones como “el asesinato de 220 exFarc (…) yo creo que eso motiva la angustia y frustración del arzobispo”. Palabra tras palabra intenta quedar bien con el Gobierno Duque pero es obvio que ni rechazan, ni censuran al Arzobispo. Quien definitivamente si usó un término excesivo “genocida”, pero que expresó el sentir de muchísimas personas que ven cómo se deteriora el proceso de paz. Y es tal la aversión que tiene este Gobierno Duque-Uribe a cualquier acuerdo de paz que ni siquiera aceptó la propuesta bilateral que propuso hace unos días el ELN. Siguiendo la prepotente teoría de quienes creen que no tienen nada que negociar y el único camino es el sometimiento o rendición: con el ELN faltan entonces 49 años…
Es difícil definir a Darío Monsalve. Es un hombre polémico con posiciones salidas de tono. Todavía está el sabor amargo de su respuesta con el caso de los niños abusados por un sacerdote de la diócesis. No puso la cara: el abogado habló por él. Se dice que el Papa no visitó a Cali por este mal sabor. Ni que decir del Pesebre de Navidad donde hablaba de si “Jesús fuera antioqueño”. Tampoco puso la cara. En cuanto a las críticas que le hacen por meterse en política y eso no lo debe hacer un sacerdote, no me parece. Cuando la Iglesia adhiere al gobierno de turno significa que “esa política” si es válida, pero cuando está en la oposición entonces es intromisión no propia de las sotanas. En este caso Monseñor Monsalve manifestó el sentir de muchos católicos colombianos que palpan la actitud de un Gobierno que intenta solapadamente, hacer trizas los procesos de paz. Rafael Nieto, uribista pura sangre, dice en su columna en este periódico que es urgente “recortar los compromisos presupuestales del pacto de Santos con las Farc,”. Mas claro, imposible. La tendencia obvia es acabar con lo que hizo Santos, volverlo trizas, no lo soportan. El Arzobispo lo sabe, lo capta y me imagino que lo oye en la intimidad del confesionario…
Gloria H. @GloriaHRevolturas
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